20 diciembre, 2010

Vida retirada o cuento de Navidad...

Yo lo decía Fray Luis, cuan descansada vida la que huye del mundanal ruido...Pues no hay manera...yo me mentalizo, me organizo, hasta me busco una ciudad tranquila para vivir, pero cuánto más esmero pongo en buscar inspiración en los caracoles, más deprisa gira el vórtice.

Sin dar más detalles diré, que en las últimas semanas me han buscado, y encontrado, los fantasmas del pasado, presente y futuro.

 Los espíritus del pasado, como en el cuento, han sido amables y me han robado una sonrisilla traviesa. No tengo ni idea de en qué puñetas pensaba cuando me metía en según qué berenjenales, pero la verdad es que era divertido y algún hado amigable debió velar por mi.

El fantasma del presente es crudo, cómo no, muestra todas las pequeñas cosas que nos empeñamos en alejar de nuestro campo de visión. Nos enseña la tranquilidad de los que tienen problemas más graves que las nuestros. Nos da una bonita lección acerca de cómo tender una mano, regalar una sonrisa y un abrazo...Esto es seguramente más barato que los regalitos de diseño, ya que estamos en crisis, y más reconfortante, ya que estamos alarmados...

El espectro del futuro es como tiene que ser, gélido como el de Dickens, una especie de cobrador del frac que reclama la factura de las oportunidades desaprovechadas y los riesgos no asumidos. Me voy a pedir una piscina para Reyes, sólo por el gusto de tirarme y ver qué pasa.

Quedáis todos invitados.