22 septiembre, 2011

La persistencia de la memoria

Decía alguien que conocí hace mucho tiempo que el tiempo es elástico. Esto me ha parecido una chorrada de dimensiones catedralicias durante años. Pero ahora le encuentro el sentido, que por supuesto, no es el que le daba quien lo decía. El caso es que el mundo gira a la velocidad que le da la santísima gana, eso de las 24 horas y los 365 días es una convención absurda como otra cualquiera que nos hemos inventado para sentirnos cómodos en la falsa sensación de que medimos y hasta controlamos el tiempo.

En ocasiones podemos encontrarnos terriblemente preocupados -al punto de la angustia- lamentando el tiempo perdido el último año, lamentando el tiempo perdido en una vida...Algo puede ocurrir entonces, algo que cambia la velocidad de las agujas del reloj.

No identificaría ese algo como un hecho, pero tal vez sí como un concepto: Libera tu mente. Resulta que sólo hay una razón para caerse, y -en contra de lo que pensamos y lo que digan los manuales de medicina- no es perder el equilibrio. Es saber que te caerás, haber aprendido cómo y cuándo va a suceder. La solución, cuando vemos esto claro, es tremendamente obvia. Muy diferente, eso sí, de lo que intentamos habitualmente. Por lo general, ponemos nuestra atención en aprender a mantener el equilibrio - lástima de tiempo perdido.... La clave es aprender a saber que seguirás en pie.

07 septiembre, 2011

Somewhere over the rainbow

A veces los finales son felices de maneras insospechadas...

Algunas decisiones tienen el peligro de no darse cuenta siquiera de que hay que tomarlas. Mi última ha sido una de esas. A puntito he estado de enredarme en una de esas cosas cómodas y agradables que se acaban convirtiendo en un callejón sin salida. Sí, sí, se trata una vez más de hombres...Os hablo de un tipo atractivo, muy buena gente, interesante y sensato, atento, amable... De veras que no le encontré ningún defecto. Pero es un hombre tranquilo. ¿Que eso es un virtud? Posiblemente. De hecho, la oportunidad de llevar una vida apacible y sin problemas puede parecer idílica. Lástima que eso no me funcione. Suerte que me acordé a tiempo.

La decisión no ha sido despedirme de él, sino vivir en mi propia realidad. Claro que disfruto de la tranquilidad, de la soledad, de la calma... pero no podría disfrutar de ellas si no se alternasen con la acción, con la tensión y la adrenalina a borbotones. Vivir entre el blanco y el negro sin tocar nunca ninguno de los dos es confortable, conveniente incluso. Seguro que hasta yo lo he recomendado en algún otro momento de mi vida. Podría esforzarme, adaptarme al monocromo. Ya lo he hecho antes y no se me daba mal. Ahora le veo dos grandes desventajas. La primera es que tendría que renunciar a parte de mi yo. La segunda es que así me perdería media vida, no en días, sino en vivirla a medias. 

Todos los hombres son dotados por su creador de ciertos derechos inalienables; entre los que están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad (...)