16 julio, 2012

Una de porquesí


Me han vuelto a perseguir las casualidades...es el tercer día que leo la misma idea, en lugares aparentemente tan inconexos como un libro (sí, de los de antes, de papel), un post en facebook y un blog al azar. El libro me hizo ojitos en una librería a la que no pensaba volver y lo compré porque se puso mimoso y por aquello de exorcizar demonios (prometo un post sobre exorcismos, que será el tema del verano). El post de la idea estaba en uno de esos grupos que encuentras cuando pinchas un enlace tras otro sin sentido por puro aburrimiento dominguil. El blog sale cuando pones una gilipollez en Google del tipo de "estoy de mala hostia". A esto le sumamos que uno de mis muy queridos y asiduos lectores me recuerda que hace eones que no escribo et voila!, sale una entradita de blog.

La idea viene a ser poco más o menos así:

Quien no te busca, no te extraña. Quien no te extraña, no te quiere (facebook en estado puro,ehhh!)

El destino determina quien entra en tu vida pero tú decides quien se queda.(clásico de las dedicatorias en las carpetas clasificadoras del insti). Esto mola, algunos os lleváis quedando más de 20 años, a pesar de largas distancias y de largos espacios de tiempo sin vernos, pero nos reconocemos y nos queremos cuando nos encontramos y es bonito así.

Y la última parte, la que se repite en las coincidencias:

Hay tres cosas en la vida que se van y no regresan jamás: la piedra que se arroja, el tiempo que se va y las oportunidades que se pierden.
Por eso valora a quien te valora y no trates como prioridad a quien te trata como opción.


Esto no hace falta comentarlo, que sois todos muy inteligentes y -como dice un gran colega mío- ya tenéis una edad.


Sólo (sí, con tilde, la RAE la habrá quitado pero a mí se me queda huerfanito si no la pongo porque es de solamente...) una reflexión sacada de mi librito, el de papel, y es que vivimos condicionados, porque nuestros padres siempre nos dijeron tengan cuidado ahí fuera, como si fuera la vida un capítulo de Canción triste de Hill Street, y olvidaron decirnos que el que no arriesga, no gana nunca...

Ésta se la dedico, de mil amores, al más Chuleta del barrio, aunque me temo que no vaya a leerla, por hacer siempre las cosas como le vino en gana, que es muy sano...y a su sobrino, que recogía calabazas como nadie ;)