07 septiembre, 2011

Somewhere over the rainbow

A veces los finales son felices de maneras insospechadas...

Algunas decisiones tienen el peligro de no darse cuenta siquiera de que hay que tomarlas. Mi última ha sido una de esas. A puntito he estado de enredarme en una de esas cosas cómodas y agradables que se acaban convirtiendo en un callejón sin salida. Sí, sí, se trata una vez más de hombres...Os hablo de un tipo atractivo, muy buena gente, interesante y sensato, atento, amable... De veras que no le encontré ningún defecto. Pero es un hombre tranquilo. ¿Que eso es un virtud? Posiblemente. De hecho, la oportunidad de llevar una vida apacible y sin problemas puede parecer idílica. Lástima que eso no me funcione. Suerte que me acordé a tiempo.

La decisión no ha sido despedirme de él, sino vivir en mi propia realidad. Claro que disfruto de la tranquilidad, de la soledad, de la calma... pero no podría disfrutar de ellas si no se alternasen con la acción, con la tensión y la adrenalina a borbotones. Vivir entre el blanco y el negro sin tocar nunca ninguno de los dos es confortable, conveniente incluso. Seguro que hasta yo lo he recomendado en algún otro momento de mi vida. Podría esforzarme, adaptarme al monocromo. Ya lo he hecho antes y no se me daba mal. Ahora le veo dos grandes desventajas. La primera es que tendría que renunciar a parte de mi yo. La segunda es que así me perdería media vida, no en días, sino en vivirla a medias. 

Todos los hombres son dotados por su creador de ciertos derechos inalienables; entre los que están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad (...)

3 comentarios:

  1. La vida en monocromo a la larga es un pozo.

    Saludos.

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  2. Milady Winter;

    Estoy muy de acuerdo...Al final del camino, alguien apagara la luz, y solo quedara monocroma. Asi que hasta ese dia, yo intendo imaginar nuevos colores.

    Saludos...

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