15 noviembre, 2010

El número de la bestia

Recientemente he descubierto que poseo la habilidad de leer la mente. Lo ilustraré con un ejemplo, habéis pensado todos en el 666 ¿acerté?. Pues bien, éste no es el número de la bestia, en realidad hay que multiplicarlo por dos y sumarle 112. Ahora sí, el número de la bestia es el 1444. Lo reconoceréis cuando vuestro móvil suene y parpadee hasta seis veces al día.

Hace un més más o menos que pensé que la pesadilla había terminado. Escuché durante 24 minutos y medio a un "señorito" estoicamente hablándome de promociones y ofertas que no me interesaban en absoluto, conté hasta 10 antes para no gritarle que mis razones para no contratar su maravillosas prestaciones no eran asunto suyo y finalmente logré que me prometiera que no iba a recibir más amables -e intempestivas- llamaditas. La ansiada tregua duró dos semanas. Desde entonces he recibido unas 46 llamadas del número maldito, en medio de reuniones, de viajes, de cafés...He probado a silenciar el movil, a rechazar las llamadas, vamos, que sólo me ha faltado hacer vudú.

Hoy he decidido plantarles cara, la cobardía no ha arreglado nunca nada -me dije antes de contestar. Armándome de serenidad le he explicado al señorito de turno que estaban faltando a su palabra, pero él seguía con su perorata memorizada cual lista de reyes godos, alegando que no había oído su nueva oferta, que era nueva y por tanto no aplicaba la tregua. Finalmente, ante mi negativa a analizar su propuesta, el señorito me ha colgado. He pensado que era cuando menos maleducado, pero me sentía feliz de haber terminado con el círculo vicioso de llamadas publicitarias para siempre. Bueno, quien dice para siempre, dice 12 minutos, que es lo que ha tardado en sonar de nuevo el móvil...En esta ocasión se trataba de una señorita, por llamarla de alguna manera, que después de escucha mis explicaciones sobre las llamadas anteriores y mis súplicas de paz durante no menos de cinco minutos, ha comenzado, imperturbable, su retahíla. Completamente enfurecida, le he preguntado ¿me has estado escuchando? a lo cual su única respuesta audible fue bip...bip...bip

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