10 agosto, 2011

Placeres solitarios

Ummmm, qué bien que sienta esto, casi no me acordaba...agotada pero feliz...

Y no me refiero a lo que habéis pensado al leer el título, aunque viajar solo y por placer sea a veces casi tan bueno como algunos otros placeres (que son, por cierto, mucho mejores en buena compañía). Subrayo lo de buena, porque si la compañía es regular o mediocre, esto es infinitamente mejor.


La sensación de hacer exactamente lo que quieres es realmente insuperable. Puedes pasar horas vagabundeando por una ciudad a tu antojo día y noche y relajarte después con un baño de espuma hasta que te salgan escamas como a la sirenita. Y qué me decís del placer casi místico de arreglarte para salir a cenar y disfrutar de las miradas de extrañeza de clientes y camareros. Mientras tanto, puedes pedir lo más vulgar o lo más exótico de la carta, dejarte contar la historia de cada copa de vino antes de elegirla y paladear cada aroma, cada nota de sabor. Sólo siguiendo tu propio ritmo, sin interferencias, sin ninguna excusa que te impida saborear todos los instantes, todos los detalles, es simplemente delicioso...Ahora os tengo que dejar, hay un baño de burbujas esperándome...

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