24 febrero, 2013

Reflexión para una mañana de domingo soleada

Todos tenemos virtudes. Todos cometemos errores.

Claro está que es fácil admirar, incluso envidiar sanamente las cualidades de quienes nos rodean. Pero úlltimamente me persigue una idea, una sensación...En este afán mío de observar a los humanos he descubierto que hay algo que me inspira una admiración y un respeto más profundo que las colecciones de virtudes, y son las de errores. Todos nos hemos empeñado en alguna ocasión en minimizar y esconder fallos, torpezas cotidianas y desbarajustes monumentales de mil maneras imaginables, desde la mentirijilla tonta hasta brillantes teatros dignos de Shakespeare o victimismos de todos los colores.

La verdad es que es lógico, a la mayoría nos educaron según el uso y costumbre de nuestra infancia para avergonzarnos de los errores, así que desarrollamos mecanismos brillantes - y absurdos- de defensa. Todo esto me parecía muy adecuado cuando tenía 9 años (y 15 y 20 y tal vez alguno más...), pero -por suerte- he crecido. A día de hoy tengo que decir que mis ídolos son todos los que se  enfrentan cada día a sus fallos, sus problemas y meteduras de pata, y los enfrentan sin traumas, con la convicción de aprender y mejorar.

Y aún hay un nivel más...más difícil todavía...tengo que decir que no lo domino del todo, pero lo tengo en proyecto: las segundas oportunidades. Entendido que la liamos en mayor o menor grado periódicamente, que lo asumimos y tratamos de ser mejores personas, ¿qué viene después? La conclusión lógica es dar una segunda oportunidad a las situaciones y a las personas (incluso a nosotros mismos), a sabiendas de que tal vez no sea la definitiva, ya sabéis... sin ir con la escopeta cargada, tranquilamente. Esto me parece la leche de difícil, pero no imposible, requiere una cabecita muy clara y es quizá el don más admirable de la especie humana, creo que esto es eso que llamaban los clásicos amor, la armonía del universo...

En fin, gracias a tod@s l@s que habéis inspirado esta reflexión a lo largo de los años y a tod@s l@s desconocid@s que podrían haberlo hecho pero no tengo el placer de conocer.


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